4 de septiembre de 2012

La Última Cena

Fuente: Diario La Gaceta

Ayer, observé esta fotografía que abría la sección de política nacional en el diario en el que tengo, de momento, la suerte de realizar mis prácticas laborales durante el verano. Viéndola, decidí crear un ambiente algo ameno a la rutina del trabajo con un compañero, al que le sugerí que esta fotografía me recordaba mucho al cuadro de La Última Cena de Leonardo da Vinci. Con una sonrisa socarrona, intentó evitar en lo posible opinar sobre mi apreciación, quizá porque no haya los suficientes aPPóstoles en la fotografía, o bien porque, en realidad, sabía por dónde iba a “dar la puntilla” y no esperaba tener un extendido debate en su puesto de trabajo.


Ahora que tengo todo el tiempo del mundo, explicaré los motivos por los que esta fotografía me recuerda a ello. Es momento de reseñar los acontecimientos venideros, para que esto bien se entienda:

Rajoy y su gabinete se enfrentan a uno de los tiempos políticos más difíciles para la democracia en España. En el Comité Ejecutivo celebrado ayer por el Partido Popular se ha reflejado esta premisa, como muestra la instantánea.

Si recordamos las Sagradas Escrituras, la Última Cena explicaba, entre otras cosas, que nuestro Señor Jesucristo, el Mesías, sería traicionado por uno de sus queridos apóstoles. Dada la situación de rebeldía que “el revolucionario” estaba provocando en las provincias romanas de Oriente este le vendería por 30 denarios (30 monedas de plata, según el Sagrado Texto) y que acallaría, de una vez por todas, el miedo de algunos hebreos influyentes que le consideraban un blasfemo por autoproclamarse como el Hijo de Dios.

Está claro que Rajoy, lejos de divinidad, ni es Mesías y, espero, que ni tenga voluntad de serlo. Lo que está claro es que Mariano, tal y como lo interpretaba la sociedad española antes de las pasadas elecciones del 20-N, parecía tener clara la situación que atravesaba España y que, ahora, está quedando latente en una herencia ruinosa por la no gestión de la anterior etapa socialista. Ahora, seguramente siga implicado pero a sus votantes no es lo que les está dando a entender. Tiene peligro, junto a algunos de sus allegados, de que muchos españoles les parezca hasta razonable esa visión de otro crucificado, al menos por un aluvión de críticas y escándalos variopintos.

Es cierto que el nuevo curso político se inaugura con severas preocupaciones, en un intento por establecer la calma ante la opinión pública cuando parece que el barco se está resquebrajando y, poco a poco, se nos está hundiendo.

Mientras tenemos que acudir a los altos mandatarios de Europa “mendigando” un poco de atención por nuestra lacerante gripe fiscal, los mercados de deuda siguen sin darnos tregua y colocamos bonos de deuda a un alto interés por una prima de riesgo que se sitúa en niveles estratosféricos. Por otra parte, la época de crisis, que pasará a la historia como “La batalla de la austeridad frente a las políticas de crecimiento para evitar la estanflación”, obliga al Ejecutivo a cumplir con medidas duras, sobre todo aquella que más daño ha empezado a hacer a nuestros bolsillos desde hace tres días: la subida del IVA al 21%. A eso, se le suma el dato del paro, las autonomías, entre ellas Cataluña, pidiendo un rescate porque no puede pagar las nóminas de sus funcionarios y la vasta cantidad de incendios que están asolando nuestra riqueza medioambiental.

Esto se lleva como se lleva, y criticar los “tijeretazos” de manera constante y culpar al Partido Popular de que España se encuentra en esta situación por la “poca o nula” anticipación del Gobierno actual es nada menos que hacer demagogia que, cómo no, viene de los de siempre. Rubalcaba ya empezó con el discurso pero lo que ha sido ya la gota que colma el vaso han sido las recientes declaraciones de la portavoz socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, y de la número 2 del partido, Elena Valenciano. Mientras la primera aseguraba que los 38.179 más que se suman a las listas del paro este mes es “consecuencia del cambio en el Ejecutivo”, la segunda iba más allá desprestigiando la imagen de nuestro presidente asegurando que “nadie se fía de él en Europa”. Típico de tendencias maniqueas, estos “socialfabetos” parece que ya les ha interesado olvidar que ellos inauguraban su primer mandato político en un sobrado superávit, heredado de la antigua gestión popular claro está, y que ahora todo nos encamina a la situación deficitaria por sus propias políticas.

Lo que más me preocupa, y es a lo que llevaría a un servidor a creerles sólo un poquito, es que Rajoy no sabe medir los tiempos ni las maneras para comunicar bien sus buenas propuestas y, sin medida, deja que el resto pregonen “a bombo y platillo” todo aquello que hacen mal él y sus ministros. Lo he mencionado varias veces en pequeños círculos, y es que la política comunicativa del PP no es demasiado efectiva.
Parece que a nuestro actual presidente le está costando “dar pie con bola” con aquello que dicen él y sus ministros de cara a los medios de comunicación. En definitiva, generar la confianza que necesita un país desesperanzado por el paro y la crisis que nos acecha.

A la batalla de “recaditos” que ya se profesaron previamente el ministro Soria y el ministro Montoro, ahora se han sumado las opiniones que se dejan el ex de Interior, Jaime Mayor Oreja, y el actual en el cargo, Jorge Fernández Díaz, por el ‘caso Bolinaga’. Es hora de decir las cosas por su nombre, y es que el “enfermito” etarra y terrorista ha recibido un trato de favor por parte de los políticos que Mayor Oreja ha sabido reflejar muy bien con sus opiniones, asegurando por última instancia durante el Comité Ejecutivo que “la excarcelación de Bolinaga no es comparable con otras excarcelaciones, eso es una verdad a medias; o sea, la mayor de las mentiras”.

La excarcelación no es, ni más ni menos, que un goloso tanto que se apuntará la izquierda abertzale, con Bildu a la cabeza, y que aceptan con un satisfactorio regocijo de cara a las próximas elecciones. Mucho me temo que, si gobiernan junto a los nacionalistas, volveremos a sentir los chantajes de la banda de una manera especial. Es cierto que nuestras leyes conceden la posibilidad de que un preso pueda ser excarcelado y sería claramente inmoral mantenerle en prisión si realmente sufriera un verdadero estado terminal. Lo que no es entendible es que, mediante un informe médico incompleto elaborado en un hospital donde existe cierta presión por lo que se manifieste, se haya concedido el tercer grado al captor de José Antonio Ortega Lara y, ahora, pasemos de "castaño oscuro" sacándole definitivamente de la cárcel sin cumplir su deuda con la sociedad.

Lo que ha servido, de nuevo, para que todos los colectivos vuelvan a cargar contra Rajoy. Primero fue la fiscalía al negarse a su excarcelación, posteriormente el Constitucional, ahora los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, miembros de su propio partido (entre ellos, Aguirre y Basagoiti) y, por último, los más damnificados, las asociaciones de víctimas de ataques terroristas de ETA. La actuación de un solo ministro, que ya no sé si actúa por cuenta propia o alguien le presiona, provoca que el propio portavoz de Voces Contra el Terrorismo, Francisco José Alcaraz, asegure que el Gobierno actúa de manera similar a Zapatero con el caso de De Juana Chaos. Desde luego, si lo de Bolinaga ya acabara en fuga sería de traca y, al menos por mi parte, sería loable que Fernández Díaz presentara su dimisión inmediata por faltarle de manera tan descarada el respeto a 900 víctimas del terrorismo vasco.


Y es hora de que me retire por hoy, porque espero que me entiendan, son tantos los temas que andan mal que ya no me resulta apetecible seguir mencionándolos. Tal y como todo está aconteciendo, ¿no es para indignarse? En fin, creo que me va a dar un alarde de locura y me voy a ir a asaltar un Mercadona, para después subir a Instagram mi hazaña comunista a través de mi Iphone última generación, todo por el “bien” del país…

-Zetapé: ¿te imaginas la cara que pondrá Mariano cuando le pasemos todas las cuentas?
- Rubalcaba: jajajaja calla calla, más gracioso será cuando tenga que aguantar con lo que cedimos Camacho y yo para tenerlas en paz con ETA...

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